La amistad... hacía tiempo que tenía ganas de hablar sobre ella. He dejado aparcado el tema del yo porque supongo que tarde o temprano volveré a él y porque me hacía ilusión hablar sobre este tema. Espero que en este discurso encontremos algo de utilidad, aunque sea a nivel de reflexión. Vamos allá.
Quien no reconozca la importancia de los amigos es bastante probable que mienta o que esté enfermo, que sea un dios o que sea una bestia. Por lo general, la amistad constituye una de nuestras principales preocupaciones porque la consideramos como uno de los bienes más agradables y puros que existen. Acostumbrados a ver odio, disputas y falsas apariencias, la amistad se nos presenta como una reacción optimista ante ese mundo infame que nos amedrenta, incluso como una protección y refugio ante tal realidad. De la amistad se espera lo mejor y más hermoso de todo aquello a lo que podemos aspirar en lo que se refiere a relaciones humanas (no olvidemos que el amor de pareja es una amistad llevada al extremo de la intimidad), y eso carga de responsabilidad a los que profesan dicha amistad.
¿Qué es la amistad?, ¿un sentimiento o una actividad?... A mi modo de ver ambas cosas. la amistad se funda en un sentimiento de benevolencia, de identificación con un semejante que nos es agradable, pero ésta se concreta mediante acciones. Sentir benevolencia y desear el bien es algo que se puede orientar hacia quienes no son nuestros amigos (por ejemplo, para con los niños pobres del África negra), por lo que parece claro que lo que consolida, determina y sustenta la amistad son las acciones que dirigimos conscientemente a personas concretas... pero... ¿que clase de acciones?...
Las acciones que demuestran la existencia de una amistad pueden ser de muchos tipos según la situación por lo que enumerarlas sería algo poco práctico, además de poco útil. Quizá lo que sería positivo sería considerar lo que motiva estas acciones que, al fin y al cabo, es lo común a todas estas; y la primera que se me ocurre es el agradecimiento...
Sentirse agradecido, sentirse en deuda... cuando esto ocurre en una relación de amistad no constituye una carga pesada, sino una especie de privilegio, de bendición. Haber sido ayudado por alguien implica haber sido "comprendido" por alguien, lo cual es un mérito al que todos podemos otorgar su importancia. Por lo tanto, al recibir la ayuda de un amigo, no solo agradecemos su ayuda como realización de un favor, sino que también la agradecemos por el esfuerzo de habernos comprendido... sería bueno que reflexionaramos sobre el esfuerzo que requiere comprender al que está a nuestro lado... no siempre es fácil y sin embargo, un amigo parece dispuesto a hacerlo pese a que, a veces, no lo consiga.
El esfuerzo... ver a alguien que se esfuerza no siempre despierta un sentimiento de agradecimiento pero si que puede despertar otra motivación para realizar acciones que consolidan la amistad: la admiración. Admirar a alguien por el esfuerzo que realiza o por las cualidades que posee es uno de los elementos que impulsan a establecer una amistad. La admiración incluye respeto e incluso comprensión, y por admiración o respeto podemos sentirnos "empujados" a realizar acciones que beneficien a la persona que es centro de nuestra acción.
La compasion o misericordia es otra motivación al actuar en aras de la amistad. Un amigo en problemas suele ser motivo de preocupación y de implicación a la hora de ayudarle, por lo que uno intenta hacer lo posible por aliviar su carga, todo dentro de sus posibilidades.
Vistas estas pinceladas sobre algunas de las motivaciones que nos empujan a realizar esas acciones que dan forma y consolidan la amistad deberíamos preguntarnos una cosa: ¿basta con sentir benevolencia y cariño, además de materializar dichos sentimientos en acciones, para ser amigo de alguien?... En un primer momento parece ser que sí pero eso no parece garantizar la pervivencia de la amistad durante largos periodos de tiempo... quizá con el tiempo el sentimiento de cariño vaya decayendo por diversas razones. Algo nos sigue faltando... y si buscamos el eslabón que falta podríamos encontrar uno que encaja bien en el hueco que nos queda por rellenar: el compromiso afectivo.
Entendemos como compromiso afectivo aquel sentimiento de deber autoimpuesto que vincula a una persona con otra y que se puede establecer tanto de manera unilateral como bilateral. Por lo general, en la amistad se suele dar de manera unilateral como reacción espontanea fruto de una libre elección pero...
... no nos engañemos, el compromiso afectivo no es un vínculo desinteresado. Las partes que establecen un vínculo afectivo "exigen" más tarde o más temprano una contraprestación a los servicios que están dispuestos a dar. Sin embargo, el compromiso es, posiblemente, el grado más elevado al que se puede llevar una relación ya que, a priori, parte del desinterés y de la libre elección antes mencionada.
Comprometerse es sentir la responsabilidad y el deber de realizar ciertas acciones para con el amigo, según la situación y el momento, y si esto resulta ser algo compartido por ambas partes nos encontramos con un vínculo muy resistente a las agresiones, tanto internas como externas. Las palabras mal intencionadas del exterior y los malos entendidos del interior pueden solucionarse relativamente rápido y de manera fácil si el compromiso es fuerte. El esfuerzo recíproco por intentar comprenderse el uno al otro es una acción cuyo valor creo que no debemos menospreciar.
Podríamos concluir, a botepronto, que puede existir la amistad sin compromiso pero que es éste el que distingue a una amistad sin más de una buena amistad. El compromiso puede ser unilateral al principio pero tarde o temprano necesita ampliarse, ya que si no se consigue es donde pueden crearse ciertos problemas de "justicia"...
Podríamos concluir, a botepronto, que puede existir la amistad sin compromiso pero que es éste el que distingue a una amistad sin más de una buena amistad. El compromiso puede ser unilateral al principio pero tarde o temprano necesita ampliarse, ya que si no se consigue es donde pueden crearse ciertos problemas de "justicia"...
... Si nos comprometemos con alguien y nos percatamos que ese alguien no lo hace con nosotros se acaba produciendo en nosotros un sentimiento de frustración o de rabia o, incluso, de incomprensión y desolación... por esta razón afirmo:
Probablemente existan diversas maneras de medir una amistad (si es que eso es posible), no obstante parece ser que la mejor o más fidedigna es el nivel de compromiso que dentro de ella pueda haber. Es en este punto, sin embargo, donde encontramos un serio problema: ¿debemos exigir el mismo nivel de compromiso a nuestro amigo que el que tenemos para con él?... Si damos importancia a la justicia diremos que sí pero...
Probablemente existan diversas maneras de medir una amistad (si es que eso es posible), no obstante parece ser que la mejor o más fidedigna es el nivel de compromiso que dentro de ella pueda haber. Es en este punto, sin embargo, donde encontramos un serio problema: ¿debemos exigir el mismo nivel de compromiso a nuestro amigo que el que tenemos para con él?... Si damos importancia a la justicia diremos que sí pero...
...¿y si sus circunstancias externas y su carácter no se lo permiten?... ¿despreciaremos a la persona al no reunir los requisitos que le demandamos?...
... Es posible que esto dependa del tipo de amistad que tengamos con esa persona. Si la amistad es fuerte y comprometida es bastante probable que no se base en una relación de justicia o equidad, sino más bien en la valoración del esfuerzo que hace uno respecto a su amigo y sus posibilidades reales... y es aqui donde hemos de hacer un juicio adecuado con todas las dificultades que eso conlleva porque...
¿como podemos conocer realmente sus posibilidades reales?, ¿y si las conocemos las valoraremos de la misma manera que lo hace él?...
Es posible que el amor que sintamos por esa persona reste de importancia a estas preguntas que podríamos hacernos. Es probable que nuestro afecto por nuestro amigo nos haga relativizar su nivel de compromiso; no obstante, a la hora de necesitar algo, sea por la razón que sea, y creamos que nuestro amigo ha de hacer algo por todo lo que nosotros le hemos dado podríamos darnos de lleno contra una realidad que probablemente habríamos restado de importancia: que el amigo no lo es tanto como uno pensaba... y aquí llega el dolor de la decepción, la desolación, la incomprensión, la frustración...
¿Cómo podemos conocer a nuestros amigos de manera que esperemos de ellos lo que "pueden" y "deben" darnos?... ¿Cómo podemos saber lo que nuestros amigos esperan de nosotros sin que el proceso de búsqueda no sea traumático?... complicado complicado complicado... ya veremos si encontramos respuesta...
Procuraré seguir tratando el tema de la amistad en los siguientes blogs ya que seguro que quedan muchas cosas por tratar. En mi cabeza retumban con fuerza estas preguntas:¿qué podemos esperar de un amigo?, ¿que debemos exigir de una amistad?, y sobretodo ¿qué debemos exigirnos a nosotros mismos como amigos?... Veremos que respuestas encontramos...
Blog largo. Espero que os haya valido la pena leerlo. Pasad un buen día.