jueves, 25 de marzo de 2010

FALLAS 2010. Ni Fallas, ni Follas: BABANU 2010 (III)


Capítulo 3: How we met our Babanu.


One Ring inscription.svg

“Un vin sa reglementeze toate o betivi, un vin sa le urmareasca, un vin sa atraga toti si ii legau, botul si sodomizarlos In borracheraâ”


Ciertamente, el rumano no es la lengua de Mordor pero sí es la lengua de Transilvania, confortables lugares con algunas cosas en común. Lo que llama la atención es que de una lengua de fonología tan ruda como el rumano pueda surgir una palabrilla aparentemente tan bobalicona: "Babanu". ¿Os imagináis a Vlad Draculea "El empalador" diciendo "Babanu" mientras empala a sus prisioneros? (consultar interesantísimo artículo en wikipedia sobre la maravillosa vida de este hombrecillo http://es.wikipedia.org/wiki/Vlad_el_empalador). ¿Os imagináis al Conde Drácula acabando su siempre acojonante discurso previo al festín de sangre con un solemne y tenebroso "babanu"? La verdad es que si te lo imaginas, eso parece más la escena cutre de una película mala de Will Ferrell que un momento terrorífico. Así pues, podemos estar de acuerdo en que "babanu" no parece ser un vocablo ni propio ni digno de una lengua tan ruda y tan pétrea como el rumano; sin embargo, esta conclusión es un prejuicio sin más fundamento que la propia ignorancia. Ella puede hacernos creer erróneamente que en Rumanía beben esto:

... cuando en realidad beben esto:

¿Por qué? Bueno, parece ser que a los rumanos les convencen con un tipo de publicidad muy "convincente" y algo "agresiva": http://www.youtube.com/watch?v=NozwZ01ro9Y. El anuncio no tiene desperdicio pero para nosotros no es precisamente el elegante anuncio de Freixenet. De haberlo visto antes, quizá nos habría convencido, aun más si cabe, de que estábamos ante un vino "barato" pero ¡vaya!, bastó beberlo para convencernos: "¡Seh, esta mierda es buena!".

Señoritos y señoritas, ¡al loro! ¡que no os embauquen!: Babanu es más que un vino rumano barato y "Babanu" no es una mera palabrilla bobalicona. No, señoritas y señoritos, Babanu es mucho más que eso. ¿Qué qué es Babanu? Bueno bueno, todo a su tiempo. Primero os contaré "como conocimos a nuestro Babanu”.

Retomemos la historia. Nos habíamos quedado en que nuestra suerte definitivamente había cambiado. Sí, Valencia ya empezaba a tratarnos como nos merecíamos. Esta idea se confirmo en nuestra merienda-cena de las 8 de la tarde: Marta, Juanma, Amador y yo nos zampamos una especie de bocadillo de pan blando con huevo, carne, lechuga y no sé que putas más. La verdad es que estaba bueno el jodio pero no parecía ser capaz de llenarnos lo suficiente como para ser nuestra cena. Pensamos que tendríamos que cenar algo no mucho más tarde pero para nuestra fortuna estábamos equivocados: con ese pequeño “rodonet” aguantamos 8 horazas de fiesta Babanu hasta el kebab de las 4:00 de la madrugada. Como diría el kalandraka: Especmícul!

Después de la merienda-cena trazamos el plan de acción inmediata: embarcarnos en una odisea en busca de vino y Coca Cola atravesando las hordas de orcos y trasgos (killos y canis para los que no halláis pillado el símil friki) que abarrotaban la avenida de Xàtiva. Sabíamos que encontrar Coca Cola sería pan comido pero que el problema estaría en localizar el vino: era día festivo, los puestos de la calle no pueden vender alcohol y eran ya las 21:00 hrs. Había que sacarse algo de la manga.

Tras media hora de vueltas de búsqueda infructuosa, pasamos al plan B: buscar grupos de jóvenes con botellas en la mano con la esperanza de que nos chivaran el origen de su material. Si bien fracasamos en los dos primeros intentos (el primer grupo había traído su material desde casa mientras que el segundo grupo lo había comprado en un 24 horas que estaba en "Cuenca"), en el tercero encontramos motivos para la esperanza. Se traba de un grupo de chicos y chicas que estaban bebiendo cerveza en la Plaza del Ayuntamiento y a los que Kalandraka-man se acercó haciendo gala de su habitual “don de gentes mallorquín”. El chico que hizo de portavoz del grupo, un muchacho colombiano o ecuatoriano que tenía un frondoso matorral de pelo-polla (expresión fea pero que lo describe a la perfección) y una frente del tamaño del Camp Nou, nos dijo que la habían comprado en una calle de al lado de la estación, a diez minutos de allí. Le preguntamos si sabía si había vino en esa tienda. Nos respondió que ni zorra. Nosotros no queríamos cerveza (recordad que el cuerpo nos pedía claramente calimotxo) pero era la única información fidedigna que teníamos así que hacia allí nos dirigimos.

Bastó dar unos cuantos pasos para comprobar que la dichosa calle en cuestión era el puñetero Callejón Diagón de las chuches, de los churros y de los petardos, ¡joder! ¡Sobretodo de los petardos! Desde mocosos de 5 años hasta hombres de 90 años tirando petardos por la calle, algunos incluso tirándolos a traición a los transeúntes que, en lugar de quejarse, se partían. (Valencianos...) Tras entrar la calle en cuestión, caminamos unos 50 o 60 metros buscando la dichosa tienda y en nuestro periplo encontramos tres establecimientos con posibilidades de satisfacernos como clientes: dos chinos y un garito que más que garito parecía un garete. Pero nada, ninguno tenía vino, solo cerveza-beer-coca-hachís.

Reanudamos la marcha. Unos cuantos metros más adelante, nos encontramos nuevamente a nuestro amigo el muchacho colombiano o ecuatoriano que tenía un frondoso matorral de pelo-polla y una frente del tamaño del Camp Nou. Estaba frente a nosotros, mirándonos con la típica sonrisita de borracho, mientras nos señalaba el interior del local que tenía en frente. Era la dichosa tienda que nos había dicho antes. Mientras a los otros se les iluminaban los ojos de esperanza e ilusión mirando hacia el cutre interior del establecimiento, yo me preguntaba cómo cojones nuestro amigo pelo-polla de enorme frente había llegado antes que nosotros a esa tienda. Le habíamos dejado hablando con sus colegas y no tardamos más de 10 minutos en llegar allí. O el tío era Flash o tenía un gemelo (como si uno no fuera ya lo suficientemente feo para el universo). Se lo preguntamos pero su respuesta fue una sonrisa misteriosa… o lasciva, porque juraría que estaba mirando a Marta en ese momento. En fin, quizá nunca sabré cómo lo hizo, lo que está claro es que fue algo sorprendente pero a lo que entonces nadie dio excesiva importancia, y no es de extrañar: queríamos vino, estábamos frente a una tienda con altas probabilidades de ofrecérnoslo y lo demás nos sudaba la (pelo-)polla, ac ac ac.

Pues bien, momento de la verdad: ¿encontramos finalmente el Babanu allí? No. No sé qué vino había en esa tienda pero, fuera el que fuese, ya se había esfumado y solo les quedaba cerveza-beer-coca-hachís. ¡Mierda! Creo que a todos se nos pasó por la cabeza en ese momento que tendríamos que resignarnos a beber cerveza, pero el cuerpo nos seguía pidiendo (¡exigiendo!) calimotxo… Aun me lo sigo preguntando: ¿por qué tanta insistencia UNÁNIME en beber calimotxo? Nadie votó renunciar a buscarlo y resignarse a beber cerveza. ¿Casualidad, necesidad, destino… o magia rumana de esa chunga pero guay? Que cada uno saque sus propias conclusiones pero algo ya se respiraba en el aire, y no era el olor de la pólvora.

Caminamos unos cuantos metros más por la calle hasta que Juanma encontró una pequeña tienda rumana rancia. No es que fuera fea, era larga y luminosa pero su stockaje era ridículo: unas pocas conservas, unas cuantas bebidas y cuatro cachivaches más cuyas etiquetas estaban escritas en una lengua extraña que, dedujimos, debía ser rumano. Como diría mi buen amigo el kalandraka: very suspicious. Sea como fuere, era nuestra última esperanza así que entramos y buscamos vino. 30 segundos después de entrar en la tienda, kalandraka nos llamó emocionado: “he trobat vi, cagon cròstol! Si no tuviera en cuenta el cúmulo de circunstancias y vicisitudes que os he relatado con anterioridad, diría que allí nos encontramos el vino pero en realidad creo que es más adecuado decir que el vino VINO a nosotros pues todos los acontecimientos de ese día nos habían llevado inexorablemente a pararnos frente a él. Por fin, ahí estaba: una garrafa de cristal de 3 litros de capacidad con valor de 9 euros. ¡¡Cagon dei, son 3 litrazos de “vinamen” rumano!!exclamó el Hombre que Ama justo cuando todos mirábamos emocionados la garrafa. En su etiqueta se podía leer:

BABANU, vin de boie buna. Demisee, 3 litri. 12% vol.



Vino BABANU… cá-ga-te. Estábamos tan contentos por haber encontrado vino de una puñetera vez que su“imponente” apariencia, “exótica” procedencia y su “dudosa” calidad no nos echó para atrás. Ahora bien, eso no quita que el nombre no nos llamara la atención y diera para hacer algún que comentario gracioso-pero-sin-gracia como “bebababanu jaja” o “somos los babanu boys jojojo”

(Esto último me lo acabo de inventar pero si hubieran estado Toni o Juan seguro que los hubieran hecho. Toni, Juan, os queremos).

Habían dos garrafas más de vino Babanu pero tras hacer nuestras cuentas de la lechera (3 litros de vino más dos litros de coca cola para 5 personas, a 3 y pico euros por persona) nos convencimos de que con una garrafa sería suficiente. ¡Y tanto que lo fue! Cuando fuimos a pagar a la caja nos encontramos con una dependienta de mediana edad que nos cobraba y con otra, un poco más joven, que nos metía las cosas en bolsas. A ésta me acerqué yo y le pregunté si sabía si ese vino estaba bueno. La mujer me respondió amablemente que lo sabría cuando lo probara, frase que acabó guiñándome el ojo y dirigiéndome una mirada cómplice. Me pregunto si sabía lo de Babanu o simplemente me estaba tirando la caña. Cuando pagamos, Kalandraka-man dio la orden de abandonar el lugar: “aquí no tenen tassons. Au, al.lots! anem a comprar a un altre puesto!”. Ya estábamos fuera de la tienda cuando eché un último vistazo a su interior. La dependienta de las bolsas volvió a guiñarme un ojo y a sonreír de manera extraña. No sería descabellado pensar que esa mujer ya sabía lo que iba a pasar. Presumo que habría visto alguna vez en la tele de su país lo que implica beber Babanu: http://www.youtube.com/watch?v=Yx0VOJqqHz0&feature=related. Sea como fuere, a esas alturas ya daba igual, todo dejó de ser normal el resto de la noche. Babanu había caído en nuestro poder… o mejor dicho: nosotros habíamos caído en poder de Babanu.

Al salir de la tienda era yo quien llevaba el Babanu y he de decir que nuestra relación no empezó precisamente bien. La garrafa pesaba un huevo y teníamos que hacer un camino de unos 15 minutos para ir a comprar vasos y reunirnos luego con Santi. Nada, que era un coñazo llevarla. Al final, al reunirnos con el bueno de Santi (demasiado tiempo sin él) dejé de ser el portador de la garrafa, pude ir al baño y fui un poquito más feliz. A veces la vida puede ser maravillosa. Ya cargados con todo el material nos dirigimos en busca de un lugar decente para hacer nuestro botellón de Babanu con Coca Cola en nuestros vasos de litro.

Eramos jóvenes e inexpertos pero estábamos felices. Ya teníamos todo lo que podíamos desear: amigos, fiesta, alcohol... bueno, sólo nos faltaban los efectos del alcohol, pero a eso íbamos. Sin duda, aun no eramos conscientes de que ya estábamos completamente imbuidos por el espíritu de Babanu 2010 pero ya no tardaríamos mucho más en darnos cuenta. Por delante nos quedaba una larga noche que dio para ver como una falla ardiendo casi mata a Amador, vivir un botellón legendario con alucinaciones especmakalares, encontrar un baño guarrísimo pero milagroso en un momento de máxima necesidad, tropezar con una tienda de Toni&Guy de lo más curiosa, recibir una invitación inesperada a ver la "Cremà" desde las alturas, toparse con más rumanos, contemplar tronchante Bear Grills a lo José Mota y mucho, mucho, mucho más. Sí, chicos, soy un artista alargando las historias pero merecerá la pena. No os perdáis el próximo episodio.

To be continued...



miércoles, 24 de marzo de 2010

FALLAS 2010. Ni Fallas, ni Follas: BABANU 2010 (II)



Capítulo 2: Tres tristes tigres vagabundeando comida en un “Fallar” (o Casal faller para los legos o para los que desconocen las palabras que me invento de vez en cuando)

El gran día “D”, el día viernes 19, empezó de manera decepcionante y nada hacía presagiar lo que vendría luego. Marta se despertó con una migraña que la dejó KO toda la mañana y el resto de los componentes del equipo teníamos dolor de garganta. Mal presagio. Aun así, los intrépidos Gaius Juanma, Kalandraka-man y Bad-nat decidimos ir a la última Mascletà de Fallas (10 minutos de petardazos cuyo ruido es el equivalente a un bombardeo aéreo en plena ciudad). Nuestras intenciones eran buenas, nuestra voluntad era inquebrantable, pero nuestra suerte… una Kaká de vacá: llegamos “solo” tres cuartos de hora antes, lo cual nos condenó a “ver” la Mascletà separados unos 30 metros de su epicentro por cientos y cientos de personas. Además, nuestra visión se veía claramente limitada por la fachada de un edificio inoportuna y parcialmente dispuesta entre nuestra línea de visión y el centro de la escena. Encima llovió durante una hora sin que tuvieramos un paraguas en el que refugiarnos. Y, finalmente, para más INRI, el espectáculo no fue ni el más espectacular ni el más largo (¡Sólo 6 minutos! ¡Serán cabrones! ¡Devuelvan el dinero!). Nada, a frakkin shit.

Cuando el “espectáculo” terminó con una traca final algo desangelada, la multitud se deshizo y nos dirigimos rápidamente a guarecernos de la lluvia. Encontramos una sombrilla gigante de estas que ponen las terrazas de los restaurantes para que las mesas no se mojen. Nos pusimos debajo de ella y tuvimos un momento de reflexión. Kalandraka lloraba en silencio su decepción, Gaius esbozaba un gesto torvo y a mi me lloraban los pies. Encima, nuestro buen amigo Santi Ponce de León Griffin no estaba con nosotros pues se encontraba en la otra punta de la marabunta de gente con su familia. Y ya se sabe: NO SANTY, NO PARTY. Ahora bien, la guinda a la mañana la puso una llamada de teléfono de un amigo de Juanma residente en Valencia: “¡tío, si me hubieras dicho antes que veníais a ver los petardos os hubiera invitado a verlos desde el balcón de mi casa, JUSTO ENCIMA de la Mascletà!”. Los tres nos miramos y vimos que se nos había dibujado una L mayúscula en la frente: Loooosers! Definitivamente, ese no era nuestro día.

Puesto que nuestro intrépido Santi Ponce de León tenía asuntos familiares con los que lidiar, decidimos volver a casa los tres y comer allí. Para los que no lo sepan: mi casa está en Moncada, un pueblo a 20 kilometros de Valencia, por lo que tocaba coger metro, otra vez. El resultado fue: una hora en la estación luchando con la marabunta por coger el metro más un viaje de 30 minutos. Llegamos a Moncada a las 15:50 aprox. Habíamos desayunado relativamente tarde pero el hambre ya comenzaba a apretar por lo que decidimos ir al Mercadona en busca de víveres lo antes posible. Cuando nos dirigíamos hacia el super vimos que el pueblo estaba sospechosamente “muerto” por lo que un mal augurio se posó en nuestros corazones y se confirmó poco después: el Mercadota estaba más cerrado que… que… bueno, poned vosotros mismos la expresión obscena que gustéis. El caso es que todas las tiendas estaban cerradas ya que ¡SORPRESA!: ERA FESTIVO. Fallas 2010, yujuu!

Poéticamente podríamos decir que la tristeza y el cansancio ya anegaban nuestros espíritus pero quizá sería más preciso decir que nos estábamos cagando en la madre, el padre y los abuelos de las Fallas. Pocas veces un día festivo nos tocó tanto las narices como aquel. En fin, que había que buscar comida en un pueblo fantasma y nosotros, más que jóvenes fuertes y apuestos, parecíamos tres tristres tigres tragando trigo en un trigal… pero sin tragar nah de nah. Todo estaba cerrado y el hambre apretaba. Las opciones se reducían y ni siquiera la visión de la falla del pueblo a la que bautizamos como “Marta”, en honor de nuestro miembro caído en combate la noche anterior, nos animó ( http://www.facebook.com/photo.php?pid=31101478&op=3&o=global&view=global&subj=731426581&id=1415456979). He dicho que parecíamos tres tristes tigres pero en realidad lo que parecíamos eran tres vagabundos vagando por las calles de un pueblo fantasma en busca de comida: decaídos, encorvados y hambrientos. Las esperanzas decaían por momentos, pero lo realmente gracioso, ahora que lo pienso, es que en ese momento nada hacía presagiar que todo estaba apunto de dar un giro radical. Mirando el asunto con retrospectiva, llegamos a la conclusión de que el influjo de Babanu 2010 se había puesto ya en marcha pero aun no nos habíamos dado cuenta. Nuestra suerte estaba a punto de cambiar.

En nuestro vagar encontramos a eso de las 16:20 una gran tienda de campaña blanca de unos 25 metros de largo y 7 u 8 metros de ancho. Se trataba de una comilona que se habían montado los vecinos que habían colaborado en la falla del pueblo. Dentro de la carpa había tres grandes filas de mesas con una capacidad de unas 40 o 50 personas cada una pero debido a la hora sólo quedaban unas 15 o 20 personas en el interior. Kalandraka tuvo entonces la “genial” idea de preguntar si podíamos comer allí. Nos dijeron amablemente que eso no era un restaurante sino una comida del vecindario por lo que no era lo que buscábamos. Decepcionados y aun más hambrientos (tuvimos la mala suerte de ensumar el olor a comida del ambiente), dimos media vuelta y abandonábamos el recinto pero cuando no habíamos dado más de 10 pasos una voz nos llamó desde el interior de la carpa. Inmediatamente nos giramos y lo vimos: Harry Potter se había levantado de una mesa y nos estaba llamando. Sí, era Harry Potter vestido con una chaqueta roja hablando un valenciano morrocotudo: “xé, si voleu menjar vos podem donar un poc de lo que aixina hem fet”. Kalan, Gaius y yo nos miramos y nos sentimos como mendigos. Le dimos las gracias pero rechazamos la invitación. Harry insistió con mayor amabilidad que antes, nos dijo que ya no le quedaban platos pero que si traíamos algo con lo que cargar la comida nos la podíamos llevar. Nos volvimos a mirar los tres, el hambre apretaba, pero la vergüenza aun podía más. Volvimos a rechazar la invitación. Harry sonrió y nos dijo muy amablemente: “com volgueu pero per nosaltres no és un problema”. Dimos las gracias y seguimos nuestro vagar en busca de alimento.

Pero no había caso. Todo estaba cerrado y las opciones se acababan. Al final llegamos a la conclusión inevitable: ser vagabundos o morir de hambre. Decidimos mandar a tomar por saco la vergüenza y volver a la carpa. Íbamos con el rabo entre las piernas (nunca mejor dicho) pero decididos a mendigar algo de comida, más concretamente una especie de arroz brut extraño pero de aroma realmente apetecible. Entramos en la carpa e inmediatamente Harry Potter nos salió al encuentro. Kalandraka, algo cohibido aun, tomó la palabra: “Hem canviat d`opinió. Si duïm “tapers” podem agafar algo?” Harry sonrió y dijo algo que no entendí, algo así como “especto patronus” o “ací vos esperam”, da igual, al final nos dejaba mendigar, sólo había que volver a casa, recoger a Marta y llevar tapers.

Una vez de vuelta comprobamos la hospitalidad pueblerina valenciana pero el caso es que nos sentíamos unos mendigos gorrones llevando esos dos tapers en la mano. Al final, acordamos que les pagaríamos algo por los servicios prestados que incluían: dos tapers llenos de arroz brut, una ensalada de tomate y cebolla, cacahuetes para picar, toda la bebida que quisiéramos, buñuelos y un café (ver documentos gráficos adjuntos a estas líneas http://www.facebook.com/photo.php?pid=3593348&op=2&o=global&view=global&subj=731426581&id=517008978 y http://www.facebook.com/photo.php?pid=31101480&op=3&o=global&view=global&subj=517008978&id=1415456979). Al final, acordamos pagar 5 euros cada uno. Una señora muy amable se sentó junto a nosotros y lo puso por escrito en una factura que no deja de ser graciosa e indicativa de lo que fue la esencia de ese momento:

RECIBÍ DE amigos LA CANTIDAD DE 20 euros POR comida” (ver documento gráfico adjunto a estas líneas) http://www.facebook.com/photo.php?pid=3593349&op=1&o=global&view=global&subj=731426581&id=517008978). Más claro, imposible.

En fin, que fue de esas cosas que dices “¡Joder!: bueno, bonito y barato”. Ya respirábamos la esencia de Babanu sin saberlo. Cuando nos despedimos de Harry Potter sabíamos que quizá no le veríamos nunca más, pero también sabíamos que nunca le olvidaríamos. Por cierto, Harry Potter trabajó un verano en Mallorca así que ¿quién sabe?, a lo mejor sí que le volvemos a ver y a lo mejor entonces somos nosotros los que lo invitamos a papeo. Sea como fuere, lamentamos olvidar darle la enhorabuena por cargarse a Voldemort. Desde aquí te mandamos un saludo, Harry.

Después de nuestra comilona fallera decidimos bajar a Valencia capital ipso facto. La última noche de Fallas nos esperaba: la gran “Cremà dels ninots”. A las 19:00 estábamos allí, justo a tiempo para contemplar la “cabalgata del foc”, una “procesión” de saltimbanquis, bichos disfrazados de demonios, bailarinas falleras y muñecos de cartón piedra con forma de dragones y bestias de fuego de todo tipo (incluido una cabeza de Alf con cuerpo de dragón, la monda). Al acabar la cabalgata tocaba quedar con Santi Ponce (¡ya empezaba a ser demasiado tiempo sin él!). Quedamos en cenar por nuestra cuenta, reunirnos con él más tarde (a eso de las 9:30) y luego comprar algo de vino y Coca Cola porque sí, el Calimotxo fue nuestra elección etílica del día y no lo fue por simple azar. No es que el cuerpo nos llevara pidiendo calimotxo todo el día, es que nos EXIGÍA calimotxo A TODOS de manera unánime. Si hubieramos bebido cerveza ese día hubiéramos tenido una intoxicación, nuestro cuerpo sólo aceptaba calimotxo. ¿Casualidad, necesidad o destino? Que cada uno saque sus conclusiones. Lo que está fuera de discusión es que nuestra determinación para buscar y encontrar vino sería inquebrantable, un requisito indispensable para conseguirlo en las difíciles condiciones de esa noche de día 19 de marzo.

Los planetas ya se habían alineado, el destino nos llamaba: era muerte o makumba… digo vino. La historia de nuestra odisea en busca del elixir de la fiesta queda para mañana. El hallazgo del Babanu se acerca. Se trata del momento más importante de la noche. Ciertamente no fue ni el más gracioso ni el más "awesome", pero no cabe duda de que fue el más importante: "HWMOB: How we met our Babanu" . Sed pacientes. To be continued…*




Nota a pié de página: Sí, Juan. Esta es una historia de esas con “to be continued…”. Todo llega para quien sabe esperar… hasta una patada en los cojones. ¡Sed felices!

martes, 23 de marzo de 2010

FALLAS 2010. Ni Fallas, ni Follas: BABANU 2010




Ni Fallas (como llamaron los valencianos a esa fiesta tan peculiar) ni Follas (como la llamó Xordi cuando supo que Santi estaría en ella), la auténtica fiesta valenciana fue "Babanu 2010". Ni "muñequitos" de 20 metros ardiendo en plena calle ni proyectos lascivos de encuentros con gemelas en la noche valenciana. La auténtica estrella de la fiesta de LAS FALLAS DE VALENCIA fue una garrafa de 3 litros de un vino rumano barato (pero muy especial) llamado Babanu.


Esta es la historia de cinco jóvenes que durante las Fallas de 2010 encontraron por accidente un vino diferente, especial. Se trata de una historia de aventuras y de acción, de amor y de humor, pero sobretodo de magia, magia rumana de esa chunga pero guay. Estimados lectores, preparaos para una aventura apasionante ante la cual no quedaréis indiferentes, una historia que cambiará el sentido de lo que conocemos como “vino”. Para sus protagonistas, el calimotxo nunca volverá a saber igual y la Coca Cola ya nunca podrá beberse sin ir acompañada de aquel elixir de tierras balcánicas. Esta no es la historia de una fiesta, esta es la historia de LA fiesta. Es la historia de BABANU 2010 y viene acompañada de vídeos y fotos imprescindibles que son la reórdiga en almíbar.

Comencemos por lo más urgente en este momento: ¿Qué cojones tiene de especial un vino rumano llamado Babanu? Bueno, el desarrollo de la historia permitirá responder a esta pregunta; ahora bien, es conveniente hacer una advertencia preliminar: las apariencias engañan y este caso no es una excepción. No es recomendable dejarse engañar por la primera impresión que ofrece un Babanu. En general, menospreciar un Babanu por su peculiar apariencia, por la bobalicona fonología de su nombre o por su “tenebrosa” procedencia es un grave error: Babanu es más que un vino y "Babanu" es más que una ridícula denominación rumana. Os lo digo por experiencia. Al comprar esa maldita garrafa CREÍMOS que Babanu era peor que un vino cualquiera y que "Babanu" era el nombre más ridículo que se le podía poner a un vino (o a cualquier cosa en este universo! http://www.facebook.com/photo.php?pid=31101493&op=2&o=global&view=global&subj=517008978&id=1415456979)...pero al beber esa maldita garrafa SUPIMOS que Babanu era más que un vino y que "Babanu" era más que un nombre (http://www.facebook.com/photo.php?pid=31101493&op=2&o=global&view=global&subj=517008978&id=1415456979#!/photo.php?pid=31101492&op=2&o=global&view=global&subj=517008978&id=1415456979&fbid=1396075467994). ¿Qué cojones es Babanu y qué significa "Babanu"? Eso lo averiguareis a lo largo de la historia pero puedo daros una pista desde el principio: Transilvania está en Rumanía y es un sitio muy, muy chungo. ¡Empieza la fiesta, empieza Babanu 2010!

Comencemos ahora de verdad y hagámoslos desde el principio. Tengo que reconocer que Fallas 2010 se presentaba, a priori, como una fiesta algo desangelada. N y M odian los petardos, el ruido y, sobretodo, la exagerada cantidad de gente que se reúne en estas fiestas. Además, de 17 potenciales huéspedes mallorquines para amenizar la velada solo dos habían confirmado su asistencia a una semana del día X (Kalandraka-man “el hombre que ama” y Gaius Juanma “caravaca de la cruz melena al viento”). La confirmación de última hora de Santiago Ponce de León Griffin “el Conquistador” fue sin duda una gran noticia: todavía había esperanza para la Rebelión.

El jueves 18 fue el día de llegada. Primero Gaius Juanma a las 17:30 (http://www.facebook.com/photo.php?pid=31052884&op=3&o=global&view=global&subj=1415456979&id=1415456979), segundo Ponce a las 18:00 (http://www.facebook.com/photo.php?pid=30950627&op=6&o=global&view=global&subj=1423660874&id=1294344312), y tercero Kalandraka a las 23:00 (sí, lo bueno se hace esperar y Kalandraka es, para los que le conocen, un canalla de los buenos http://www.facebook.com/photo.php?pid=30923456&op=9&o=global&view=global&subj=517008978&id=1415456979).

Poco más de interesante tuvo ese jueves. Los fuegos artificiales de las 01:30 de la madrugada (http://www.facebook.com/photo.php?pid=3593326&id=517008978, http://www.facebook.com/photo.php?pid=31101462&id=1415456979, http://www.facebook.com/photo.php?pid=3593326&op=1&o=global&view=global&subj=731426581&id=517008978, http://www.facebook.com/photo.php?pid=3593325&id=517008978, http://www.facebook.com/photo.php?pid=3593329&id=517008978) le dieron algo de color a la masa informe de personas que inundaban las principales calles de Valencia como una tóxica marea roja (por cierto, confirmado: Valencia, capital mundial de los killos, las chonis y los canis). Después del espectáculo pirotécnico tocó luchar por nuestra vida en el metro porque sí, en esas fiestas, el metro deja de ser un transporte moderno y confortable para convertirse en uno de esos trenes de la muerte que transportan ganado porcino hacinado dirección al matadero. Llegar a casa fue una bendición. Nada hacía presagiar por entonces que la noche siguiente sería tan diferente, tan… tan… LE- wait for it- GEN- wait for it- DARY. ¡Choca esos cinco!

El viernes 19, el día “D”, sería un día mágico, legendario, ESPEKMAKALAR, y eso que la mañana fue una caca y el Babanu lo compramos por la noche. Aun así, tenemos la sospecha de que el influjo de Babanu ya nos afectaba incluso antes de comprarlo. La historia que leeréis de aquí en adelante os mostrará la razón de que exista la creencia de que uno no elige beber Babanu sino que es Babanu el que te elige a ti para que te lo bebas. ¿Es este un tópico y absurdo comentario friki sin gracia o es una creencia más profunda y justificada? Seguid esta historia y lo averiguaréis. ¡Hasta mañana!